domingo, 15 de julio de 2007

15 de julio de 2007

Un megáfono con sonido de papel albal nos escupe las normas de uso y ¿disfrute? de la piscina, póngase el gorrito, dúchese antes y después del baño ¡ah! y, por supuesto, está prohibido comer en la zona de cesped, debe hacerlo en nuestro mágnifico chiringuito dónde hay tanta grasa como en sus botes de protección solar.
Nos hacemos fuertes en una de las pocas sombras y disfrutamos como es debido de una mañana de piscina, nos damos cremita con cuidado de no salpicar al vecino, estas moderneces de las cremas en spray y el medio metro escaso de distancia con la toalla extraña es lo que tiene.
Bien untaditos de manteca de Loreal o Isdin nos dedicamos unos minutos al vuelta y vuelta, aproximadamente 2 minutos y 43 segundos, que es tiempo en que el pequeño gran hombre sale disparado al agua. La ducha esa que dicen que hay que usar antes deja caer el agua a 10 ó 12 grados, vamos, que si un día se les va la mano caen cubitos, si no lo hacen creo que es por ahorrase lo de curar las brechas. Nos pertrechamos con el susodicho gorrito y allá vamos, decenas de prepucios a remojo, el motivo de usar el gorrito no sé si es que creen que de otro modo se puede quedar alguna embarazada o si quieren que nos riamos de los que se dejan las orejas por fuera, por los pelos no creo que sea ya que en el agua flotan verdaderos moños abisales.
En fin, poco más, por supuesto al salir todos pensamos lo mismo, se va a duchar tu puta madre, nos ha jodido.